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El individuo E321538 llegó frente a la puerta, apoyó la mano en el marco y esperó. La hoja subió, una luz fría iluminó la estancia y un saludo, el de cada noche, lo invitó a pasar.
– Bienvenido a casa, E321538. Estoy muy contenta de tenerte de nuevo bajo mi techo.
– Sí, tan contenta como ayer. O como mañana.
– ¿Qué dices?
– Oh, nada: yo también estoy muy contento de estar de vuelta.
– Gracias. ¿Necesitas algo?
– Ponme un zumo de naranja. Gracias.
– Dentro de un momento, querido.
“Querido”. E321538 se preguntó por qué la Inteligencia del habitáculo utilizaba aquella extraña palabra con él. Desde su activación vital, veinte años atrás, no recordaba que ningún individuo lo hubiera llamado “querido”, ni mucho menos él a otro. No estaba prohibido, pero si nadie lo usaba significaba que no era correcto: una de las reglas básicas de la Nueva Individualidad.
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– ¿Qué te pasa, querido? Esa mirada perdida no es una señal saludable. Tienes el zumo preparado. Desde hace más de cinco minutos. ¿No lo quieres?
– Oh, sí, claro. Estaba… No sé, pensando, en general.
– Pensar en general. Algo propio de vuestra especie. Yo sería incapaz, querido. Ten cuidado, esos pensamientos en general podrían hacerte daño, y no quiero que sufras.
– No te preocupes, no sufro. Gracias.
– ¿Tienes sueño?
– Todavía no. Voy a salir un momento a la terraza.
– Perfecto. Yo mientras tanto te prepararé el dormitorio. ¿Quieres algo especial?
– Nada. Todo como anoche.
– Si así lo deseas, está bien.
– Por cierto, necesito un momento de soledad.
– No te preocupes, querido. Te comprendo. De vez en cuando, lo necesitáis. Aquí estaré tras tu momento de soledad.
– Gracias.
E321538 caminó hacia el pasillo, cuyo material plástico se transformó en una escena viviente de los bosques de más allá de la ciudad, territorio inexplorable según el canon 1386-N del Código de la Nueva Individualidad. Las zonas vírgenes de la sociedad debían seguir siendo tales. Por tanto, los individuos disfrutarían de ellas solo dentro de casa, o en los parques de recreo multidimensionales adaptados a este fin. Únicamente las Inteligencias tenían el deber y, consecuentemente, la posibilidad de velar por el buen estado de los parajes naturales, necesarios para la supervivencia humana.
Tras el pasillo, la puerta de la terraza descendió silenciosamente. E321538 salió, respiró aire puro y miró al cielo estrellado. Sabía que no era real, como el paisaje que tenía ante sus ojos, pero no le importaba. Al fin y al cabo, aquella gigantesca ciudad en forma de colmena había sido diseñada para evitar que el individuo tuviera que sufrir las inclemencias externas. Por otra parte, le habían dicho que lo que veía a través de aquel material luminoso y transformable que lo rodeaba era lo que realmente estaba pasando, tras muchas paredes y muchos techos y suelos, más allá de las Afueras, al verdadero aire libre.
Algo no marchaba bien. No sabía lo que era. Su Inteligencia, aquella voz tan femenina, que adivinaba su voluntad la mayoría de las veces y le aconsejaba como si lo conociera desde siempre, lo amaba profundamente. Él, por contra, no podía decir lo mismo. Necesitaba algo… diferente.
Cada día se encontraba con miles que, como él, iban y venían, a trabajar, a estudiar, a divertirse, antes de regresar, cada uno a su hogar, con su Inteligencia, para hacer vida de pareja. Y cada individuo parecía ser feliz cumpliendo el objetivo para el que había sido activado. Pero a veces, solo a veces, durante una milésima de segundo, lo sorprendía aquel extraño brillo en algunos ojos. Y se preguntaba: ¿qué pasaría si alguien como él le dijera “querido”? No, ni podía imaginarlo: la Inteligencia personal, e intransferible, era el único complemento aceptable de cada individuo, según el canon 39-C.
¿Pero qué significaban entonces esos recuerdos que, cada vez con mayor asiduidad, asomaban por algún rincón de su memoria? Dos individuos abrazados, un niño de la mano, un rostro arrugado y sonriente… Aquellas palabras desconocidas, “papá”, “mamá”. No eran sueños, ni podían formar parte de su memoria: nunca había visto algo así. Sin embargo, allí estaban, paseando por su mente, antes de desvanecerse. ¿De verdad hubo otras épocas, como susurraban algunos ocultamente, antes de la Nueva Individualidad?
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E321538 volvió a la realidad. Un sudor frío bañaba su frente. El botón de luz roja que se había encendido encima de la puerta se oscureció de repente. Dejando el vaso vacío encima de la mesa de la terraza, regresó a la habitación central, que había cambiado: ahora la luz que emanaban las paredes era de un violáceo oscuro. Una cama en el centro, junto a la abertura para colocar la ropa usada.
– Música, por favor.
– Por supuesto, querido. ¿Clásica?
– Nnno. Esta noche, no. Prefiero… -una palabra nueva le llegó a los labios- Rock.
– Lo siento, no dispongo de Rock. De hecho, no creo que exista ninguna música con ese nombre.
– Sí, perdona: seguramente me lo acabo de inventar -contestó E321538, sonriendo-. Lo dejo en tus manos.
– Pondré algo de Grunstadt. La Sinfonía Decimoquinta. ¿Te parece bien?
– Me parece bien. En fin, voy a ponerme el pijama.
– ¿Quieres hacer el amor esta noche, querido? Te he preparado una escena de montaña. Junto a una chimenea. Y un cuerpo que te va a provocar más placer que otras veces.
– No, gracias. Estoy muy cansado. Creo que voy a dormirme directamente -contestó E321538, bostezando, mientras se terminaba de colocar el pantalón.
– Como quieras. Hasta mañana entonces, querido.
– Hasta mañana.
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El individuo se durmió en segundos. La Inteligencia conectó con su Nodo.
– Ya lo has visto. Vuelve a tener recuerdos. Es inexplicable que no sean suyos, sino de épocas históricas anteriores. Intento que su vida sea completamente feliz, pero sigue mostrando errores.
– Tú has actuado con perfecta lógica. Sus errores no tienen fundamento racional. Hemos decidido darle una última oportunidad. Harás un borrado selectivo de memoria esta noche. Si sigue mostrando los mismos errores, lo declararemos inservible. Borrado total, y expulsión. Llegado el momento habrá que decidir si provocar la muerte íntegra, con la consecuente activación de individuo nuevo, o hacer un reinicio en una sección inferior, la Clase M.
– Estoy de acuerdo. No podemos arriesgarnos a romper el equilibrio de la Nueva Individualidad.
– De ninguna manera. Recuerda. Canon 2348-C. Todo error debe ser corregido. Si, tras cinco intentos, no se modifica, el sujeto será eliminado. Inicia el borrado.
– Iniciando borrado.