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Foto del escritorLlamas, J.M.

El capitán Marcos y el Tesoro del Vivo - Capítulo 1. La Isla Desértica

Actualizado: 27 dic 2021


(Basado en un guion de la Coordinadora de Infancia de ACG Málaga para la convivencia de Cuaresma 2021)

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Después de unos días navegando por un asombroso mar en calma chicha, que hizo que tuvieran que bogar con los remos para poder avanzar hacia un misterioso lugar sin nombre en los mapas de a bordo, llegaron por fin a una isla desconocida. Desembarcaron cerca de una playa de arena fina. Pero allí se dieron cuenta de que no solo la playa, sino toda la isla era un desierto pedregoso y arenoso sin una gota de agua ni un mísero hierbajo.


Llenaron las cantimploras y los morrales y, sin perder un segundo, se pusieron a buscar la primera señal que les llevaría al primer cofre. El capitán Marcos les explicó, después de haber indagado noches enteras en la asombrosa biblioteca que tenía en su camarote, que la señal sería difícil de encontrar y más difícil de descifrar, pero que no tenían que perder el ánimo porque en peores entuertos se habían visto, y siempre habían sabido salir juntos.


Después de unas horas dando vueltas sin ton ni son por el Valle de las Piedras con forma de Pan, la Volaera del Tíratedaquí y el Monte del Postrado, donde no encontraron nada que mereciera la pena, uno de los marineros llegó a una oquedad de la Gruta del Abajamiento, y allí dio con la señal, muy bien escondida. Era circular, con el fondo de color azul, y tenía en su interior el dibujo de un mago apuntando con su varita de mago a un corazón.




El marinero llamó a los demás, y, cuando estuvieron todos, se preguntó:

- ¿Ese no es el mago que dice que «no puedes pasar»?

- No, ese es de otra historia, Godofredito -le respondió Marcos-. Confío en que esta señal nos llevará hasta el cofre.


Entonces una jovencita de nombre Magdalena se acordó de que había visto un valle con forma de corazón no muy lejos de allí. Salieron corriendo como si no hubiera un mañana, y allí estaba, enterrado justo en mitad del valle.


Sacaron el cofre con mucho cuidado entre unos cuantos, y se lo llevaron al barco para abrirlo con tranquilidad. Y encontraron un cartel con una palabra que no se podía leer bien. Entonces le arrimaron la señal, y ante ellos aparecieron estas letras:


CONVERSIÓN.


(El próximo domingo 28 de febrero nuestro rumbo será la segunda isla: «La Isla Montañosa»)

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