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  • Foto del escritorLlamas, J.M.

Mamá

Actualizado: 1 may 2021


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Mama-Llamas_JM_
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– Mamá, ¿puedo salir al jardín?

– No, hijo, no. Ya sabes que no puedes salir.

– ¿Por qué no?

– No hagas esas preguntas. Nadie puede verte. Nadie debe verte.

– ¿Por qué?

– Porque se asustarán, gritarán, huirán despavoridos.

– Mamá, ¿he hecho algo malo para aterrorizar a la gente?

– Sí, hijo. Nacer. Has nacido.

– Pero mamá, nacer no es nada malo.

– Tienes razón. Nacer es bueno, para los otros. Pero no para ti. Tú no deberías haber nacido.

– Mamá, ¿por qué dices eso?

– Porque soy tu madre. Fuiste un error.

– No fui un error. ¡Estoy aquí! ¿Por qué fui un error?

– Tranquilo, hijo. Naciste muerto. Naciste muerto. No logré darte vida.

– No, ¡no! Aquí estoy, mamá. No estoy muerto.

– Eso es lo que siempre has creído, hijo. Pero no es verdad.

– ¿Qué dices? ¿Nada de lo que ha ocurrido hasta ahora ha sido verdad?

– Eso es, pequeño.

– No lo comprendo. Recuerdo cada momento que he pasado en esta casa hasta ahora.

– Oh, claro. Eso no quiere decir que estés vivo. Los muertos también recuerdan cosas.

– Es imposible. Los muertos no viven. Yo vivo. ¡Vivo!

– Está bien, hijo. No voy a discutir más contigo. ¿No quieres verlo? ¿No puedes?

– Me ocultas algo, mamá. ¿Por qué no puedo salir a la calle? ¡Quiero respirar aire puro, dejar de estar aquí encerrado!

– No debemos, hijo mío. Ninguno de los dos. Aquella noche, cuando saliste de mis entrañas, tu padre te vio. Me maldijo, te maldijo, nos encerró aquí. Y aquí seguimos. No debemos salir.

– ¿Qué? ¿Estamos aquí encerrados, detrás de esta pared, para siempre?

– Sí, hijo. Olvidados, para siempre, mientras tu padre se consume en el Infierno.

– Pero debemos escapar, mamá. Si gritamos, alguien nos escuchará al otro lado.

– No, hijo. No podemos gritar. Ya no.

Tras la pared, el esqueleto de una mujer, envuelta en un tenebroso vestido de negra noche, sostenía entre sus brazos el de un recién nacido. Al otro lado del muro, un dormitorio cualquiera…


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