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  • Foto del escritorLlamas, J.M.

Clericus Cup 1: el cholismo gattuno llega al Colegio Español.

Actualizado: 18 feb 2021


Parte del equipo tras un entrenamiento

Después de cinco años viviendo en Roma y viendo de todo, llega…

(Aclaración previa. Lo de “viendo de todo” es un decir. Tengo más de nueve dioptrías en cada ojo, y en las dos primeras ediciones de la Clericus Cup tuve que jugar sin gafas porque los árbitros se empeñaron. Después me conseguí una de esas deportivas con las que parezco la versión “llevo seis años encerrado en la Batcueva, y me dejé las llaves fuera” de Batman. Así que recomenzamos:)

Después de cinco años viviendo en Roma y viendo a veces con mucha dificultad, llega, una vez más, la Clericus Cup, el torneo de fútbol en el que participamos los sacerdotes y seminaristas que, enviados por nuestros obispos a estudiar a la Ciudad Eterna, residimos en alguno de sus múltiples colegios pontificios, y amamos el Deporte Rey y la competición en diversa medida.

Esta diversa medida se puede constatar en tres dimensiones. La primera, sin duda, es la pasional, porque entre los que formamos el equipo del Colegio Español estamos los que amamos, y en mi caso, que soy hincha del Málaga C.F., sufrimos el fútbol, y los que “no zé ni en qué divizión huega el equipo de mi ciudá, Hulio”. La segunda dimensión es la temporal, porque hay escuadras formadas por seminaristas con una media de edad inferior a veinticinco años, y otras con tipos como nosotros, que estamos más cerca de los cuarenta (o los sobrepasamos). La tercera es la espacial, porque, claro está, con cuarenta tacos nuestra masa muscular es igual o inferior a la del tejido adiposo, así en general.

En general, y siendo sinceros, la participación del Colegio Español en la Clericus Cup no se ha caracterizado por la brillantez del juego o los resultados. Solo una vez hemos pasado de ronda, hasta los cuartos de final, y porque teníamos un porterazo llamado Isaac y un equipo que realmente jugó como equipo, y no como una gallinácea terminada en pescuezo. Eso sí: normalmente, y salvo contadas excepciones, hemos sido la gente más alegre, divertida y bienhumorada del torneo. Y para qué vamos a negarlo: ni en nuestros mejores deseos habríamos soñado con el seleccionador nacional, Vicente del Bosque, animándonos en nuestra primera participación. Aquí lo tenéis:

La participación en el torneo de este año se presenta, en fin, con muchas novedades. Las dos más significativas son un entrenador argentino, Gustavo Gatto, nuestro Cholo particular, con una estrategia similar a la suya (y, por tanto, adaptada a nuestra realidad), y un portero que vuelve, tras dos años en Huelva: nuestro Arconada particular (¿os había dicho que tengo más de cuarenta tacos?), Isaac. También tenemos incorporaciones de compañeros de universidad que no están en el Colegio Español, pero que han querido unirse a nuestra causa, haciendo esta familia más grande: Marian, Ionut, Juan Andrés o Juan Pablo. El cambio más decisivo, sin embargo, es el del “míster” Gatto (también, por cierto, sacerdote estudiante): es el primer año que tenemos a alguien con el peso de la autoridad, que puede guiarnos en el envite contra las zagalas huestes enemigas. Un buen tipo, de esos que sabe Latín, o, para ser más exactos, que lo está aprendiendo.

Aprender. Para eso estamos aquí en primer lugar, no para jugar al fútbol. Que quede claro: somos curas, y estamos estudiando en Roma para luego poder enseñar, humildemente y siendo conscientes de nuestra ignorancia, a la gente de nuestra tierra. Pero jugar al fútbol nos aporta mucho: en fraternidad, porque nos une y nos hace ver que no somos islas u orgullosos paladines clericales, sino hermanos de una misma gran familia; en responsabilidad, porque cada uno aportamos lo propio, pero el centro no es lo que aportamos, sino el equipo; y en desfogue, porque, sinceramente, estar aquí unos años entre lecciones y bibliotecas es, salvo si uno tiene un don especial, para ponerse a pegarle pellizcos a las paredes o bocados a las esquinas.

Sin más, aquí está el equipo del Colegio Español, que, si ninguno de los oponentes lo remedia, pretende superar la fase preliminar por segunda vez en su historia. ¡Si lo conseguimos, lo celebraremos por todo lo alto, seguro! Y si no, también. ¿Qué os habíais creído?

En la portería: Isaac (2º capitán, Huelva).

En la defensa: Jesús (central, Málaga), Florencio (central, Córdoba), Marian (central, Rumanía), Quino (central, Tenerife), Jaime (lateral, Colombia), Juan Andrés (lateral, Colombia), Miguel Ángel (lateral, Málaga) y Llamas (lateral, Málaga).

En el centro del campo: Jesús (centrocampista, Burgos), Miguel Ángel (centrocampista, Burgos), Lucas (capitán, centrocampista, Argentina), Juan (carrilero, Jerez), Luis (carrilero, Valencia), José Manuel (carrilero, Madrid), José Luis (carrilero, Valencia) y Juan Pablo (carrilero, México).

En la punta de ataque: Samuel (Colombia), Pedro (Canarias), Luis (Vigo) e Ionut (Rumanía).

Entrenador: Gustavo Gatto (Argentina).

Ayudante de campo: Juan Manuel Ortiz (Málaga).

Un saludo, y que todo nos sirva para el bien. Con Dios.

Llamas, J.M.

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