Sin desdén
- Llamas, J.M.

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La lucha por ese título,
fue la empresa más desdichada de Barry.
Por lograrlo hizo enormes sacrificios.
Derrochó dinero aquí y diamantes allá.
Compró tierras a diez veces su valor.
Se administraron sobornos, y a grandes personajes…
Stanley Kubrick, Barry Lyndon, 1975
Cuando digo «que les den»
no lo digo con desdén;
deben saber que en primer,
y en segundo, y en tercer
lugar ya les he avisado,
y de mí siempre han pasado,
sin dejar el pavoneo
y el profundo mamoneo
de quienes, siendo «Paquillo»,
recibieron un carguillo
y subieron la pendiente
del donnadie repelente.
Así que, sí, que les den,
y que, psé, les vaya bien.




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