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(Una historia de la galaxia Sombradobleconpitufo)
- «Alerta a toda la tripulación. Desde el sector 3-KK llega un escuadrón de naves dindandin… didandil… Vaya nombrecitos tienen estos ca... dindándidas en formación de ataque. Todos los pilotos a cubierta de despegue. Los cazas 4-L saldrán en primer lugar para abrir brecha en sus defensas. Capitán Freaky Wonder Thunder, preséntese en su puesto inmediatamente. Repito: alerta a toda la…».
Freaky Wonder Thunder intentó abrir los ojos. Los de las esquinas le mostraron ambas paredes, pero el del centro seguía cerrado. Se mojó un filamento en la boca y restregó con fuerza, hasta que las cuatro pestañas dejaron paso a la visión del techo de la celda.
- Vaya. Justo en mitad del sueño. En fin, vamos allá.
Se puso de pie, se rascó el bolíndromo derecho, se enfundó el calzón y la camisa, se peinó y se colocó el casco.
- ¡Vamos, niño! ¡Tienes diez minutos! -se oyó en el pasillo.
Era Creepy Waspy Whip, su copiloto y artillera. Aunque se pasaban la mayoría del tiempo insultándose, como exigían las normas de la flota, Thunder tenía que reconocer que Whip le gustaba. Mucho. Todavía no se lo había dicho. Estaba preparando el momento, quizás cuando…
- Venga. Déjate de tonterías. Es mejor no volver a llegar tarde -se dijo.
Salió a través del cristal adromórforo de la puerta. Hacía pocos meses que había llegado aquel nuevo material, tan curioso como divertido: al entrar en contacto con la piel del dueño se convertía en una especie de baba negruzca que se podía atravesar con tanta facilidad como asco. Inmediatamente después volvía a su impenetrable opacidad lisa.
Freaky Wonder Thunder atravesó con rapidez los pasillos que llevaban hasta su sección, en la zona más externa de la plataforma de despegue. Al llegar, Creepy Waspy Whip y la mayoría de los tripulantes de los cazas estaban ya esperando.
- Vale. ¿Qué novedades tenemos, chicos?
- Poca cosa, Thunder -contestó un brrocrrocoro con un particular acento sibilante-. Solo sabemos que son cien naves: sesenta cazas, diez bombarderos y treinta trompídicos aulladores. Han salido de velocidad Funky Wink hace media hora, pero se han ocultado detrás de la estrella Churruca. Los radares han dado con ellos justo antes de que comenzara a sonar la alarma, así que tenemos poco tiempo. No parece que vengan con intenciones amigables. Más bien están dispuestos a convertirnos en polvo galáctico para hacerse con nuestro Sistema.
- ¿Y eso lo has deducido por su formación de ataque, o por…? -preguntó Thunder.
- No exactamente. Ha llegado un mensaje desde su nave comandante: “Prrrrajtar Grrruafjtfruarco Jondepppppatokderpo rrrrrrkulejjjtoraktri Ggggggasfratrrrankdaf”. Que, traducido, quiere decir más o menos: “Os vamos a convertir en polvo galáctico, y después nos haremos con vuestro Sistema”.
- Vaya. Lo que me da más gorgoroglo es lo de los trompídicos aulladores: son un fastidio -respondió Thunder, con los ojos entrecerrados-. Gracias por traducirlo, no domino el dindándido. En fin, nos toca la parte más divertida de la batalla, como siempre. Whip y yo abrimos paso: seguidnos en formación de Tririti y, en cuanto demos la orden, atacamos con la estrategia Tantran.
- ¿Puedo ir al servicio, por favor? -preguntó un pequeño carcogre, restregándose sin descanso la cola morada.
- Venga, pero te quiero aquí en dos minutos -le dijo Creepy Waspy Whip, atusándose el pelo azul marino y guiñándole uno de sus dos ojos-. Bueno, capi, vamos al lío, que nos espera una fiesta de las gordas -añadió, mirando a Thunder.
- ¡Cada uno a su puesto! ¡Salimos en cuatro minutos! -gritó este.
Freaky Wonder Thunder y Creepy Waspy Whip subieron a su caza por la escotilla de Fluzo, y ocuparon sus puestos.
- Algún día me tienes que explicar quién te puso ese nombre tan raro. ¡De hombre! -le dijo Thunder, mientras introducía los filamentos de las extremidades superiores en los conductos de pilotaje.
- Cuando tú me expliques qué hacen tus dos apellidos juntos. No pegan ni pa qué -le respondió Whip.
- ¿Que no pegan? ¡Qué cosas tienes! En la zona donde yo vivo los Freaky y los Wonder somos mayoría. Y pegan, te lo aseguro. De maravilla -replicó, molesto, Thunder.
- Pues mis abuelos son oriundos de un planeta que puede que ni te suene, la Tierra. Allí a nadie se le ocurre llamar a su hijo Whip, es solo para las mujeres. Según mi abuela, hace muchísimo tiempo a la gente le ponían nombres estúpidos, como Pepita o Manolo. Pero de abuelos a padres, de padres a hijos, y de hijos a nietos fueron afinando, primero con Jennifer Pepi, mucho más bonito, y luego con…
- «Atención. Última llamada a los pasajeros con destino Kokosha» -se escuchó a través del comunicador.
- ¿Están trasladando a la población civil? ¿Tan mal está la cosa? Oh: cuatro minutos. ¡Arranca motores, Whippy!
- ¡Arrancando, capi!
Se escucharon entonces unos golpes en la escotilla.
- ¡Vamos, es el último aviso! ¡Que te quedas en tierra! -se oyó una voz.
- ¿Esa... es mi madre? -dijo, arrugando el fondrón, Thunder- ¿Es posible?
- ¿Tu madre? ¿Y qué carajo hace aquí tu madre? -le preguntó, sonriendo y tocándose una oreja, Whip.
- ¿Qué qué? -respondió, extrañado, Thunder.
- Carajo. Un carajo. ¿Qué pasa, vosotros os reproducís por esporas? -añadió, divertida, Whip.
- ¿Por esporas? ¿Pero qué…? -acertó a responder Thunder.
- ¡Que despiertes, niño! -exclamó Whip, con la voz de la madre de Thunder.
__________
El niño abrió los ojos, de repente. Su madre lo estaba zarandeando. Se había quedado adormilado leyendo un cómic en un banco de la zona de espera del aeropuerto.
- ¡Vamos, hijo, que pierdes el avión! Siempre lo mismo.
- Perdona, mamá. Estaba soñando. Yo era Freaky Wonder Thunder, ¿sabes? Y nos atacaban los... -dijo el niño, cerrando el cómic y metiéndolo en la mochila.
- Sí, claro. Cuando no es una cosa, es otra. Venga, que como no cojas el avión hay que avisar luego al animal de tu padre para que no te recoja allí en Kokosha, y ya he tenido bastantes quebraderos de cabeza hoy. Recuerda todo lo que te he dicho, ¿eh? No se te vaya a ocurrir irte de fiesta con él si se larga por ahí con sus amigas, ¿eh?
- Mamá, papá no es ningún animal -le contestó el niño-. Y te recuerdo que tú también te vas de fiesta con tus amigas y tus amigos cuando te da la gana. Cada vez más. Haz el favor.
- Bueno, pero eso no tiene nada que ver. Ya sabes que yo lo hago porque a veces una… -empezó a decir la madre.
- ¿Sabes, mamá? -cambió el niño de tema- He soñado que Freaky Wonder Thunder estaba enamorado de una mujer del planeta Tierra, Creepy Waspy Whip, que es muy….
- ¿Whip? ¿Una mujer que se llama Whip? ¡Con nombre de macho, lo que hay que oír! ¿Y la Tierra? ¿Qué planeta es ese? Seguro que ni existe. ¿Pero qué cosas lees tú? -exclamó la madre, resoplando- ¡A ver si estudias más y te tragas menos historias de monstruos y naves interestelares, hijo, que te tienes que hacer una persona de provecho!
- Bueno, mamá. Me largo. ¡Nos vemos a la vuelta! -refunfuñó el chaval, corriendo hacia la puerta de embarque mientras su madre todavía le regañaba.
- Este niño… -suspiró ella, retocándose la melena con los filamentos y recolocándose los gandronios.
El aeropuerto seguía con sus oleadas de pasajeros que iban, venían, reían, lloraban, saludaban o se despedían. El reloj del techo dio las veintinueve. Hora de la cena en el planeta Tretnaprokya.
(Si quieres conocer otra historia de la misma galaxia y alrededores prueba, en "Historias de la galaxia Sombradobleconpitufo", con la increíble, por absurda, aventura de Robin Humolargo, en teatro)