(Si quieres bajarte esta colección de relatos en formato de libro electrónico, haz clic aquà abajo)
(Y si la quieres tener como libro de toda la vida, en papel, pulsa aquÃ, porque está en la librerÃa de Amazon)
Esta colección de cuentos e historias variadas tiene un hilo común: están escritos para niños de corazón. Se podrÃa decir que la mayorÃa son «cuentos infantiles», pero contienen ideales, personajes y desafÃos que quizás hoy en dÃa pudieran considerarse peligrosos, incluso provocativos en estos tiempos de la post–verdad chupiléndica con toques progres que cada vez huelen más a inquisicioncilla, paradojas de la historia, muy carca. Una vez más parece que los extremos se tocan, y me temo que estamos a punto de conocer, en los dÃas venideros, la realidad de este dicho de una manera abrupta y escabrosa.
Dicho lo cual, sÃ, aquà tienes cuentos con un perfil de narración popular, pero con muchos personajes tremendamente estrafalarios y algunas situaciones de lo más alocado. Todos ellos suceden en las Afueras de la vida, y precisamente por eso necesitarás al adentrarte, ya seas niño o adulto, recuperar ese algo de aventurero inocente que todos llevamos dentro y que esta sociedad de plomo consumista y superficial se encarga, si no prestamos atención, de aplastar inmisericordemente. Te invito, en fin, a que descubras bajo lo relatado, más allá del sentido literal, quizás una interpretación espiritual que late en el fondo, quizás una crÃtica social como la Torre de Preferencia, la Farola o la Torre de la Vela, o a veces como las tres juntas, o quizás un sentido alegórico, parabólico… o, yo qué sé, hiperbólico. Además de bastantes referencias cinéfilas, literarias y musicales que me definen y acompañan.
Una penúltima aclaración: los primeros cuatro relatos son una serie en sà misma, que se me ocurrió hace ya muchos años al abrir una de esas cajas de juguetes que se conservan de cuando niño y preguntarme qué pensarÃan, allà abandonados desde hacÃa tanto tiempo. No da, desde luego, para una pelÃcula de Pixar, pero me parecieron historias muy románticas.
Y un último apunte: hay dos cuentos que no son mÃos, sino de mi abuelo, Manuel Fortes Bueno. O quizás tampoco eran invención suya, pero él me los contó cuando yo era niño, y los he adaptado como un homenaje agradecido a su memoria. ¡Gracias, Abuelo, por enseñarme a contar Historias de las Afueras!
Que disfrutes. Como chavea. Para eso he escrito yo.
Con Dios.