En el adiós europeo,
en este mundo del ayer,
el del vacuo atardecer
y el osario del deseo
sigue Dios a las Afueras,
en el llorar del nacido
sin techo, cuna ni abrigo,
reuniendo a quienes esperan
y preparan con sus vidas
un hogar de amaneceres
peregrinando en salida,
latiendo con los quereres
de quien curó las heridas
con un Amor que no muere.
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