top of page

Despertar

Foto del escritor: Llamas, J.M.Llamas, J.M.

Actualizado: 1 may 2021


Si quieres descargarte el cuento en formato de libro electrónico (.epub), haz clic aquí debajo.



¡Hola! ¿Hay alguien ahí?

¡Perdón! ¿Me escucha alguien?

¿Dónde estaba? No podía acordarse. Lo último que recordaba… era haber salido con Elena a tomar una copa. Después de un momento de pasión, se despidieron… ¿Se despidieron? No sabía…

Intentó abrir los ojos. Era inútil: no veía nada. O le estaba costando especialmente despertar aquella mañana, o aquel sitio estaba bajo tierra, o tenía las ventanas cerradas… Pero ningún lugar es tan oscuro, salvo…

Alargó las manos, respirando entrecortadamente. Aire a su alrededor. Bajo él, algo blando. Poco a poco fue recuperando sus sentidos. Tenía la boca seca. Muy seca. Como si no hubiera bebido en días…

Olfato. Olía… al perfume que llevaba Elena la noche anterior. Su fragancia aún estaba presente… Y eso significaba que había ganado la apuesta con sus amigos. Solo habían hecho falta tres citas. Otra mujer fácil. Más fácil de lo que le dijeron...

Palpó el lugar sobre el que estaba recostado. Parecía un colchón. Un colchón, al fin y al cabo. ¿Por qué imaginaba cosas extrañas? Tenía una horrible jaqueca…

Qué extraño. Le parecía escuchar el canto de los pájaros, el viento entre las hojas de los árboles, como si estuviera en el campo… Una casa de campo… ¿Cómo había ido a parar a una casa de campo? ¿Qué casa conocía él, un tipo de ciudad, que estuviera en mitad del campo? No podía recordar ninguna, a menos que…

Poco a poco le llegó el turno al dolor. Un dolor profundo, irreconocible, en medio de la cabeza, como si tuviera algo clavado en las sienes… ¿Qué significaba aquella espantosa sensación? Se tocó la cara. Un grito de pavor subió desde su vientre, llenó sus pulmones, atravesó la oscuridad y se perdió en gemido profundo. Allí, en el lugar de sus ojos, no había nada, solo dos huecos. Agarró con fuerza las sábanas. Intentó mover las piernas. Entonces fue cuando oyó el tintineo y sintió las cadenas.

– Buenos días, cariño –la voz de Elena le llegó tranquila, apacible, serena-. No te asustes. Al fin estás seguro. Sabes que yo solo te quiero a ti, y que no me gusta que tus ojos sean para nadie más. Ahora podemos estar tranquilos. Nunca nos separarán. Amor.

El viento seguía soplando entre las hojas de los árboles. Los pájaros cantaban alegremente. El sol continuaba su curso, lento, seguro, cálido.


Entradas recientes

Ver todo

Málaga, España

SÍGUEME...

  • Facebook - White Circle
  • LinkedIn - White Circle
  • Twitter - White Circle
  • YouTube - White Circle
bottom of page