Una fabulosa canción de una de las grandes bandas de rock de la historia. Una oración sencilla y profunda, desde lo hondo del corazón.
En medio de una sociedad que busca un sentido, Simple Minds nos invita a colocarnos zapatos de travesía, y a navegar más allá de las seguridades, hacia Dios. Solo en él encontraremos casa.
Un grito de esperanza necesario. Urgente.
Letra.
Dios me dio zapatos de travesía,
Dios me dio el ojo del errante.
Dios me dio algunas monedas de oro
para ayudarme a llegar al otro lado.
Miró alrededor y dijo: ten cuidado
de cómo las cosas pequeñas crecen.
Dios me dio calzado de travesía,
y supe que era el momento de partir.
Mandó el barco de noche
para llevarme al puerto escondido.
Me encontró al fin la llave
para abrir la puerta de la prisión.
Derribó las alas del mirlo,
me dotó con ojos de mendigo.
Mandó a los chacales para que me dijeran
que yo debería decir adiós, adiós, adiós…
Estoy en casa, en casa, en casa…
Pero estoy a muchas millas...
¿Dónde me puedo esconder?
Dios me dio una última oportunidad,
me dio un último respiro.
Yahweh me dio hambre,
me dio el aire para respirar.
Me dio una maleta,
me dio un último adiós.
Me dio calzado de viaje,
y sin él yo seguramente moriría, moriría, moriría...
Casa, casa, casa…
A millas y millas y millas y millas y millas y millas...
¿Dónde puedo ir?
¿Dónde puedo esconderme?