Intro. Nos encontramos aquí con una de las película más bellas de la historia de la ciencia-ficción, una maravilla técnica dirigida con mano prodigiosa, que, sin embargo, nunca ha sido bien comprendida.
Es posible que los que juzgan que su final es excesivamente estrafalario no hayan visto, o hayan olvidado, el final de 2001, una odisea del espacio, porque su parecido es realmente asombroso. O quizás es que no estamos acostumbrados a ver en un mismo film tragedia, comedia, terror, ficción, cuento de hadas, trascendencia, cine político…
Sea como sea, lo que está claro es que esta cinta reúne lo mejor de Stanley Kubrick y de Steven Spielberg. El primero la ideó, entre los dos comenzaron a elaborarla y el último la dirigió. Está claro que el hilo conductor de todo es la pregunta por el alma de la máquina: ¿es posible crear un robot capaz de amar? Pero en este caso el hilo conductor no coincide con el fondo de lo que se nos quiere contar. Hay que mirar mucho más allá, y mucho más profundamente.
Lo que cuenta. A mediados de este siglo, el cambio climático ha hecho que se derritan los polos del planeta. Ciudades como Venecia o Nueva York han desaparecido.
El ser humano ha sido capaz de llevar la I.A. hasta niveles altos, pero todavía falta una meta por conseguir: una máquina con espíritu. El profesor Hobby se propone hacerlo, y su empresa, Cybertronics, fabrica a David, un niño-robot que es capaz de amar para siempre. El prototipo es comprado por Mónica y Henry, un matrimonio cuyo hijo, Martin, tiene una enfermedad grave y está en suspensión vital. La gran pregunta es: ¿podrá David ser correspondido con un amor eterno?
Los valores. Tenemos una película con una gran cantidad de valores, que recorren la crítica social, la ecología, las preguntas morales más profundas o la búsqueda de Dios. Eso sí: nos encontramos ante una película poliédrica, que no se reduce a un solo género, la ciencia-ficción, sino que tiene en su interior el cuento de hadas de Pinocho, que se desarrolla a través de la ficción tocando el cine familiar, religioso, político o el thriller. Por tanto, y para procurar no caer en “spoilers”, enumeramos sus principales virtudes, adornándolas con algunas de las mejores frases de la película.
¿No creó Dios a Adán para que lo amara? - Profesor Hobby. Esta cuestión moral, planteada al comienzo de la película, es muy importante. La gran tentación del ser humano, querer ser Dios, se dibuja aquí desde el mito de Frankenstein: el creador que abandona a su criatura. Aquí, sin embargo, el camino recorrido por esta es distinto del de la novela de Mary Shelley, ya que la criatura no busca a su creador, sino convertirse en un ser humano capaz de ser amado como ama.
Los planteamientos morales también tienen cabida aquí: la crudeza con la que se dibujan las consecuencias del cambio climático, la maldad humana capaz de manipular a los hermanos o de abandonar a los hijos cuando no responden a lo esperado o cuando quitan el sitio, los traumas de la infancia... Tiene especial relevancia la escena de la “Feria de la Carne”, en la que se nos presenta la ideología en su máximo esplendor: nacionalismo, nazismo, lucha de clases... Todos los extremismos encajan en el mismo contexto, y aunque las víctimas son en este caso mecánicas, se reproduce siempre la misma injusticia social, es decir, aquellos que se creen superiores exterminan a los otros, a los que odian.
El cuento de Pinocho es la línea argumental de la cinta. Aquí ponemos algunas semejanzas entre la narración de Collodi y la película: Pinocho es David; Geppetto, el profesor Hobby; Pepito Grillo parece ser Teddy; Polichinela, Gigoló Joe; la ballena es la Luna Llena de la Feria de la Carne; el Hada Azul es ella misma. Además, durante la película aparecen muchos otros personajes de cuentos: Alicia en el País de las Maravillas, Robin Hood, El traje nuevo del emperador, La Cenicienta, Aladino, Peter Pan y Campanilla...
Un problema muy actual: buscar sustitutos para los niños. - Es solo un niño. - Es un juguete, Mónica. - No: es un regalo. Mónica y Henry. Del mismo modo, la sociedad ha buscado sustitutos para todos los trabajos, y también para los placeres. El ser humano, por tanto, se va volviendo socialmente inservible mientras camina hacia su autodestrucción.
La búsqueda del creador, de la unicidad, del ser real, de la madre, del amor para siempre es la aventura que vive David: Mami, ¿vas a morir? Te amo, mami. Espero que nunca mueras. La búsqueda de la protección ante el peligro: Sálvame. La tragedia de un ser que ama para siempre, pero que no es amado para siempre.
Impresionante la presentación de Rouge City, la ciudad del sexo y la diversión, pero también la ciudad de los oráculos. En esta escena se nos dibuja el nuevo politeísmo de la sociedad post-cristiana: todas las religiones comparten territorio con la magia, la prostitución o la adivinación (por ejemplo, la capilla de Nuestra Señora del Inmaculado Corazón está junto a varios prostíbulos y al Oráculo del Dr. Know, el que todo lo sabe). El guiño a la Roma o la Grecia clásica es muy claro.
Los que nos hicieron buscan a quien los hizo - Gigoló Joe. La búsqueda del creador no es algo solo propio del protagonista, David, sino un tema recurrente. La esclavitud y la libertad, el amor y el odio son ejes que mueven la vida de los protagonistas. La oración, la fe y la esperanza llenan la última parte de la cinta. Y la eternidad, que se describe al final: un día que dura para siempre, el sueño de la felicidad que se hace realidad, el día del Amor eterno, el lugar donde nacen los sueños. - ¿Qué día es hoy, David? - Es Hoy: Mónica y David.
En resumen: una de las mejores películas de ciencia-ficción de la historia del cine reciente, que hay que mirar desde su estructura de cuento de hadas para poder sacarle todo el jugo. El legado de un genio, Stanley Kubrick, llevado hasta el final por otro genio, Steven Spielberg. Una cinta que merece la pena ver, dejándose llevar, y procurando no olvidar nunca que se nos está narrando la historia de alguien que busca ser amado para siempre. Ese es su sentido.