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  • Foto del escritorLlamas, J.M.

Moonrise Kingdom. Wes Anderson, 2012

Actualizado: 18 feb 2021


Intro. Hay veces en que, para contar la realidad, es necesario un poco de surrealismo. Wes Anderson es, hoy día, el gran experto en esto. Por eso hay que procurar ver su cine como lo que es: no una simple historia, sino una parábola sobre la crisis de esta época y los abandonados de la sociedad. Naturalmente, hay ciertas características de su cine que se deben tener en cuenta. El ritmo de sus películas no es el común en el cine, ni sus planos, ni sus personajes, ni las situaciones que se ofrecen. Todo es una especie de cómic de trazos extremos, rápidos, sin aparente conexión que, sin embargo, van construyendo una alegoría muy realista. Eso sí: no se deben buscar fáciles moralejas. Tampoco sus personajes se dividen en buenos y malos. Conviene ver sus películas descubriendo los valores que, bajo una capa de surrealismo profundo, se dibujan con trazos gruesos, pero muy realistas. Bajo el cómo cuenta las historias, hay un qué, que hay que descubrir. Ahí está su gran piedra preciosa. Lo que cuenta. Estamos en plenos años 60, en la isla de New Penzance. Dos niños de 12 años están planeando fugarse juntos e irse a vivir al territorio de los antiguos indios de la tribu Chickchaw, porque se han enamorado. Ambos son problemáticos, y considerados peligrosos. Familiares, policía, boy-scouts y servicios sociales los buscan. Mientras, una tormenta, la más devastadora del siglo, se acerca a la zona. Pero quizás la tormenta más peligrosa no sea la de fuera, sino la que surge entre los que buscan… Los valores. Tenemos que estar atentos no solamente a lo que cuenta cada escena, sino a la forma de contarlo. Es esencial, porque solo así podremos comprender el trasfondo, muy interesante, de la historia.

  • La primera y la última escena son una declaración clara de intenciones: la música es un personaje más de la película, y la presentación de los personajes nos está diciendo mucho más de lo que parece.

  • Las reglas del campamento Boy-Scout Ivanhoe son claramente una referencia a las reglas sociales de la modernidad, que se han convertido en un absurdo sin sentido, con una jerarquía de valores que no tienen nada que ver con la realidad, pero que parecen absolutas y que, aparentemente, hacen funcionar la sociedad. Hasta que alguien decide romper las reglas por un bien mayor, el misterio de un amor incomprensible, y todas esas reglas se terminan viniendo abajo.

  • El concepto de “outsider”, es decir, la persona que ha sido expulsada de la estructura social, es importantísimo aquí. Los dos personajes principales parecen serlo ("¿Qué clase de pájaro eres tú? Soy un cuervo": en esta pregunta y su respuesta tenemos una síntesis de la vida de Sam y Suzy, los dos chavales que huyen juntos), pero pronto nos damos cuenta de que, en mayor o menor medida, es la sociedad la que está fuera, y los “outsiders” se convierten en el centro ("No deberías salir con él. ¿Por qué? Porque está loco. Quizás es que no lo conocéis bien": ahí está el resumen de dos diferentes visiones acerca de estos “outsiders”). Es muy interesante esta inversión de personajes que se produce durante la película, porque es algo muy cercano a lo que propone el Evangelio, narrado, eso sí, desde un punto de vista diverso. Pero no cabe duda de que es uno de los grandes valores presentes.

  • Todos los personajes están en crisis. En realidad, es la estructura social la que está en crisis, aunque nadie parece darse cuenta porque se vive en un raro equilibrio irreal en mitad de la nada. Estamos a mediados de los sesenta: la modernidad está comenzando a desbaratarse, una gran tormenta (nuevamente, una parábola) se desata cuando algo inesperado hace que se descubran todos los entresijos, errores y mentiras de esta crisis, que, en el fondo, se compone de las crisis de cada uno, pero va más allá.

  • Las generaciones jóvenes, representadas por Suzy y sus prismáticos ("me imagino que son mis poderes mágicos"), vigilan la vida de los adultos, y se dan cuenta de sus graves errores. Y abandonan sus puestos, uniéndose y rebelándose. Otra parábola interesante dentro de la película.

  • Hay una trascendencia de fondo en la película, que se ve en determinadas escenas: las oraciones del jefe del campamento, la obra de teatro en la parroquia, sobre Noé, y el diluvio y la inundación reales que ocurren en la isla, la boda religiosa (aunque ilegal) en la capilla del campamento Fort Lebanon, el final en el campanario de la iglesia de St. Jack, que es el último refugio ante la tormenta, con un “Aleluya” de fondo… Es, por supuesto, una trascendencia tan surrealista y poco convencional como el resto de la película, pero que, no cabe duda, está presente.

  • El descubrimiento del primer amor está tratado de una forma muy esquemática, y tremendamente sencilla. El sentimiento de encontrar alguien con quien compartir algo que nadie más puede conocer o comprender, especialmente en dos personas rechazadas y problemáticas, y la fidelidad de este amor están descritos con ternura, humor y mucha humanidad: la escena en el Moonrise Kingdom es realmente genial.

  • Hay, sin duda, otro valor que surge en la segunda parte de la película: teniendo en cuenta los errores de todos, los vacíos de cada uno, la pobreza humana que forma parte de nuestra naturaleza, hay una bondad bajo todo eso, que surge cuando cada uno se olvida de sí mismo y se entrega por los demás, y que acaba por cambiar las cosas. Y eso se ve muy claro en los últimos compases.

Una película con muchos valores, mostrados de un modo poco habitual, pero que se van imponiendo a medida que uno va entrando dentro de la genial mentalidad del director. Además, la cinta tiene un reparto espectacular, con multitud de actores consagrados haciendo papeles inesperados en ellos, y unos jóvenes, especialmente la pareja protagonista, que bordan sus actuaciones. Y, por supuesto, encontraremos otras genialidades que merece la pena disfrutar, como un narrador integrado en la narración, unas historias fantásticas narradas dentro de la historia, y que también fueron filmadas en forma de cortos de cine de animación, unas tomas de cámara en las que se superponen varias escenas, unas miradas de algunos personajes que se dirigen al espectador, o más de una escena filmada en modo cómic. Una delicia de película, para ver la vida, y la crisis actual, con otros ojos. Para terminar, aquí están las historias que narra Suzy durante la película. Espléndidos.

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